Con el dulce brillo de una flor temprana
te asomas al balcón de mis ojos
y con toda la dulzura de mis entrañas
tiendo mis manos hacia su antojo
pero nunca, oh ligera, llego en mis brazos a anudarte,
siempre te me escapas y siempre tarde
llegan mis manos a atraparte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario